La hora de Obama
Barack Obama, en su discurso inicial como presidente de Estados Unidos, le dio ayer al pueblo estadounidense un mensaje realista de los duros momentos a que se enfrentan, pero con una dosis de optimismo.
Fue un mensaje de reafirmación de los ideales que le dieron la victoria en noviembre pasado, sin interés de abrir nuevos senderos ni de hurgar demasido en la retórica política de la campaña electoral.
Con los pies en la tierra.
"Hoy les digo que los retos a que nos enfrentamos son reales. Son graves y muchos. No van a ser superados con facilidad o un corto período de tiempo. Pero, pueden estar seguros de que van a ser superados", dijo Obama, ante una audiencia que literalmente saltó de la alegría tan pronto fue juramentado como el presidente 44 de Estados Unidos.
Obama, entre otras cosas, reafirmó su intención de ponerle fin a la ocupación estadounidense de Irak y, aunque envolvió el asunto en el ideal de alcanzar la paz, de fortalecer las operaciones militares en Afganistán.
No es casualidad que hoy, en su primer día completo de trabajo en la Casa Blanca, haya programado una reunión con los altos mandos militares del Pentágono, algunos de los cuales resistieron su plan de acción sobre Irak durante la campaña electoral.
Su compromiso de conseguir la retirada de las tropas de ocupación en un plazo de 16 meses - uno de los mayores contrastes con el gobierno de George W. Bush-, comienza hoy a moverse en contra del reloj.
En ese sentido, su comentario de que rechaza que haya escoger entre "seguridad y nuestros ideales", o de que en su elección ganó "la esperanza sobre el miedo" fueron también reafirmaciones de que quiere que las cosas cambien.
Al mundo musulmán, Obama le propuso una nueva relación, "basada en los intereses y el respeto mutuo". Pero, a los que "culpan de los males de su sociedad" a Occidente, les indicó que su propia gente les juzgará "por lo que pueden construir, no destruir".
Su reto inmediato, sin embargo, es la economía. Ante el Congreso está ya planteado un plan federal de recuperación, que puede sobrepasar los $800,000 millones y cuyo contenido es tan suyo como de los líderes demócratas.
"Por donde quiera que miremos, hay trabajo por hacer. El estado de la economía nos llama a tomar acción, simple y llanamente, y vamos a hacerlo, no sólo para crear nuevos puestos de trabajo, sino además para establecer nuevas bases para nuestro crecimiento económico", indicó Obama, quien hizo referencia a una nueva era de responsabilidad social para todos y a la necesidad de 'rehacer' a Estados Unidos.
La mera salida de George W. Bush de la Casa Blanca puede suponer una liberación para sectores republicanos que durante los últimos meses evitaron gritarle al oído que sus ideales conservadoras chocan con las iniciativas de utilizar el Gobierno federal como fuente de financiación y tabla de salvación de la economía estadounidense.
Pero, los republicanos deberán tener cuidado en cómo lidiar con un nuevo presidente que entra a la Casa Blanca con un nivel de popularidad nunca antes visto, de alrededor de 80%.
Para el ex escritor de discursos de Richard Nixon, William Gavin, el mensaje inaugural de Obama - según declaró a The New York Times-, "va a ser recordado más por la persona que lo ofreció que por las palabras".
Los últimos días, en Washington D.C., han sido un 'festival de amor' hacia Obama. Su mensaje inaugural, una mezcla de esperanza y llamado a la acción, mantuvo la imagen de que es mucho más que el representante de un partido.
Es un nuevo ícono político, y casi tres meses después de la elección aún suena como el portavoz de un movimiento.
Publicado : Periódico El Nuevo Día
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